Posguerra y resistencia Antifranquista.

No es un misterio -con el paso de los años y la libertad- que millares de hombres se lanzaron al monte y zonas montañosas en las zonas en las que el fascismo había hecho suyas, y durante la posguerra.

La mayoría o todos de aquellos "guerrilleros" eran personas afines a partidos o sindicatos de izquierdas, presos políticos anteriormente encarcelados durante la guerra civil, otros en cambio se habían escapado de cuarteles y guarniciones del ejercito franquista.
Lo pagaron caro, personalmente y unipersonalmente, algunos, consiguieron escapar, embarcando en barcos rumbo a Sudamerica y otros al país vecino Francia, pues Portugal pasaba por otra dictadura en aquellos momentos. Una buena parte del número total de hombres del monte que huyeron a Francia lo hicieron al comienzo de la II Guerra Mundial, con las falsas esperanzas, y derrocados sueños de que los aliados salvarían el destino de más de 25 millones de españoles cautivos en un criminal régimen,

Los que se quedaron, tuvieron una existencia difícil, cercados continuamente por las fuerzas represivas y contando como único apoyo con sus familiares y amigos, ya que la mayoría de las organizaciones, no el PCE, del conflicto bélico les dieron la espalda, tal como la Cnt, negando la vía armada como una estrategia.

Volviendo al tema de sus aliados en los pueblos y aldeas, ellos también sufrieron la violencia y torturas franquistas en su propia piel al negarse a delatar a sus familiares, no fueron pocas las veces que las partidas de falangistas, fuerzas represoras, y hasta ex guerrilleros ahora mercenarios penetraron en la zona dónde se hallaban escondidos los guerrilleros, haciéndoles ver que si no se entregaban, sus familiares e incluso las mujeres embarazadas serian dados presos de la muerte.

No pocos guerrilleros cayeron en la falsa propaganda, que ocultó las verdaderas intenciones de las autoridades, que no eran otras que fusilar o recluir a estos hombres. Hablamos de las octavillas distribuidas por las zonas clave dónde se creía que podían habitar estos guerrilleros.

En estas condiciones, el clero y las autoridades locales de las zonas de actividades guerrilleras recurrieron a lo mas bajo, la traición y deshecho de las cualidades humanas, instando así a la traición, recompensa por chivatazos e incluso dentro de la guardia civil subidas de rango y sueldos especiales.
Claro que algunos clericales colaboraron, pues sabían lo que se les podía venir encima, la compañera de uno  de los maquis leoneses de mas popularidad, Manuel Giron Bazan habitó varios años en la casa de un cura.
Tampoco fueron escasos los chivatos, fuerzas represores, falangistas, terratenientes y vecinos cercanos al franquismo eliminados por los maquis.

Esas fueron las condiciones en las que desenvolvieron los guerrilleros, sin una posición política decida y en un estado de lucha diaria.
Para no querer comprometer a sus familiares y allegados, no fueron pocos quienes se trasladaron a otras zonas.


Victimas del abandono político y sindicalista, de unas situaciones extremas de vida, de persecuciones y perdidas de compañeros, no resulta sencillo hacer lo que ellos hicieron.Hay muchos ejemplos de maquis urbanos, incansables guerrilleros, teóricos y prácticos, vivaces y capaces de dar hasta el ultimo aliento de vida, la ultima bala por defender su vida frente a los fascistas.
Buenos casos son Kiko Sabate, José Luis Facerias o el anteriormente guerrillero leones mencionado y otros muchos más que ahora no recuerdo.


Pero con esta entrada yo no trato de rendirme un homenaje específicamente a un Maquis, si no a todos en su conjuntos, por ser pequeños y grandes heroes que representaron la mayor resistencia armada a la dictadura franquista y dieron no pocos quebraderos de cabeza.


Podréis quitar la vida de los hombres, podréis anularlos, pero sus ideas, nuestras ideas, nunca morirán, y como dijo hace poco en miembro del ya desparecido Mil, mientras haya injusticia, siempre habrá personas dispuestas a defender lo justo.


Anarquía y lucha.